Tesla informó que sus beneficios netos disminuyeron un 16 % en el segundo trimestre del año, registrando 1.172 millones de dólares, junto con una reducción similar en los ingresos de su división automotriz.

La compañía explicó en un comunicado que, entre abril y junio, sus ingresos por ventas de automóviles bajaron a 16.661 millones de dólares. En cuanto a sus ingresos totales, que incluyen almacenamiento de energía y otros servicios, alcanzaron 22.496 millones, reflejando una caída del 12 %.

El fabricante señaló que su EBITDA ajustado descendió un 7 %, situándose en 3.401 millones de dólares, con un margen del 15,1 %, mientras que los gastos operativos se redujeron un 1 %, alcanzando 2.955 millones de dólares en el período.

A inicios de julio, Tesla había adelantado que sus ventas trimestrales habían bajado un 13 %, con 384.122 vehículos entregados y una producción de 410.244 unidades. Aunque las ventas se quedaron por debajo de las proyecciones de los analistas, la producción superó las expectativas.

Tesla describió este trimestre como un momento clave, indicando que refleja el inicio de su transición de liderar en el sector de vehículos eléctricos y energías renovables a también encabezar áreas como inteligencia artificial, robótica y servicios vinculados.

“A pesar de la continua incertidumbre macroeconómica derivada de los cambios arancelarios, el impacto incierto de los cambios en la política fiscal y la percepción política, seguimos realizando inversiones de alto valor en inversión de capital e investigación y desarrollo”, añadió la empresa, que este mes expandió su servicio de robotaxis en Austin (Texas).

En el trimestre anterior, Tesla había experimentado una caída del 71 % en su beneficio neto, situándose en 409 millones de dólares, después de que sus ingresos automotrices se redujeran un 20 %.

Este año, la compañía ha enfrentado boicots y protestas tanto en Europa como en Norteamérica.

Entre los factores que han impactado su imagen figura la participación de Elon Musk, su consejero delegado, quien hasta mayo lideró el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en EE.UU., generando controversia por sus posturas políticas y su cercanía con el presidente Donald Trump, relación que luego se deterioró públicamente. Sus declaraciones en apoyo a grupos de extrema derecha en distintas regiones también han afectado la percepción de Tesla.

La firma, además, se enfrenta a una competencia creciente en China, Estados Unidos y Europa, junto a limitaciones en su catálogo de modelos, destacando la ausencia de un vehículo de bajo costo como el prometido por Musk, lo que, según analistas, ha sido otro de los elementos que han afectado a la empresa.

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