El ginecobstetra y especialista en reproducción asistida José Ángel García explicó que la posibilidad de embarazo depende, sobre todo, de la edad y de la calidad de los óvulos, un concepto que no se mide con un simple análisis previo.

  • “Hoy no existe una prueba práctica que diga la calidad del óvulo dentro del ovario; lo inferimos por la edad y, ya en laboratorio, por la calidad del embrión tras la fecundación”, señaló.

Reserva ovárica, edad y preservación

García diferenció reserva ovárica (cantidad de óvulos disponibles) de calidad ovocitaria. Recordó que la mujer nace con un número finito de óvulos y que, en cada ciclo, se “recluta” un grupo del cual solo uno ovula y el resto se pierde. “Entre los 20 y 30 años ovulamos los mejores óvulos; hacia el final quedan los de peor pronóstico”, dijo.

Recomendó preservar la fertilidad (congelación de óvulos) antes del declive, pero advirtió: “Congelar no garantiza un bebé; cuanto más joven se congela y cuanto más óvulos se logran, mayores las probabilidades”.

Rejuvenecimiento ovárico

Sobre el llamado rejuvenecimiento ovárico, dijo: “Prefiero hablar de activación. Hay protocolos con plasma rico en plaquetas, células madre y otras vías, pero aún son experimentales; las sociedades científicas los consideran en investigación y los resultados no son consistentes”.

El especialista también subrayó que, con la edad, aumentan las alteraciones cromosómicas del embrión, lo que eleva el riesgo de aborto temprano. Ante diagnósticos como baja reserva, recomendó no posponer decisiones porque “no podemos predecir qué tan rápido se deteriorará la función ovárica”.

  • García alentó a buscar acompañamiento emocional y resumió su enfoque: “La ciencia y la fe pueden caminar juntas: informarse, planificar a tiempo y decidir en pareja aumenta las probabilidades de lograr un recién nacido vivo y sano”.

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