Washington. — El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer la activación de la “fase dos” de la operación militar que su país desarrolla en el mar Caribe, como parte de los esfuerzos para combatir el narcotráfico y presionar al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó la información durante una conferencia de prensa, aunque precisó que no estaba autorizada a ofrecer detalles sobre los alcances o características de la nueva fase operativa.
Despliegue militar y objetivos
La operación militar estadounidense en el Caribe fue iniciada el 14 de agosto, cuando arribaron los primeros tres buques de guerra a la zona. Para el 19 del mismo mes, el despliegue había aumentado a ocho unidades navales y aéreas, con la participación de más de cinco mil efectivos, según fuentes oficiales.
El objetivo declarado de la operación es contrarrestar las amenazas del narcotráfico provenientes de Venezuela, donde, según Washington, operan cárteles vinculados al tráfico internacional de drogas.
Hasta el momento, informes preliminares indican que las fuerzas estadounidenses han interceptado al menos cuatro embarcaciones y neutralizado a unas 15 personas presuntamente implicadas en el transporte de drogas desde costas venezolanas.
Reacción de Venezuela
Ante el anuncio de la “fase dos”, el gobierno de Nicolás Maduro respondió incrementando sus ejercicios militares internos.
La pasada semana, el mandatario emitió un decreto especial que otorga plenos poderes al Ministerio de Defensa, bajo la dirección del general Vladimir Padrino López, para entrenar milicianos —hombres y mujeres de distintas edades— en tácticas de defensa territorial.
Imágenes difundidas por medios estatales muestran a los milicianos realizando maniobras de combate, desplazándose cuerpo a tierra, apuntando y disparando con fusiles, en ejercicios que buscan “preparar al pueblo para enfrentar cualquier agresión externa”, según fuentes del gobierno venezolano.
Posturas internacionales
Hasta el momento, solo el presidente de Colombia, Gustavo Francisco Petro, se ha pronunciado públicamente en contra de la presencia militar de Estados Unidos en la región.
En cambio, el resto de los 34 países independientes del Caribe y América Latina, así como 23 territorios dependientes y cuatro territorios franceses integrados a la Unión Europea, mantienen silencio oficial frente a la operación estadounidense en aguas cercanas a Venezuela.