Durante años, la ciencia ha destacado los beneficios del ejercicio físico para la salud cardiovascular y muscular. Pero nuevas investigaciones revelan que la actividad física regular también “entrena” el sistema inmunitario, dotando al cuerpo de una mayor capacidad defensiva frente a infecciones y enfermedades crónicas.
Un estudio conjunto entre la Universidade Estadual Paulista (UNESP) de Brasil y la Universidad Justus Liebig de Giessen (JLU) de Alemania, publicado en Scientific Reports, muestra cómo el entrenamiento de resistencia a largo plazo —como correr, nadar o montar bicicleta— mejora significativamente la eficiencia inmunológica de los adultos mayores.
“En estos individuos, las células NK funcionaron mejor ante un desafío inflamatorio, además de utilizar la energía de forma más eficiente. Por lo tanto, es como si el ejercicio también entrenara el sistema inmunitario”, explicó Luciele Minuzzi, investigadora de la JLU y autora principal del estudio.
Células inmunes más adaptables y resistentes
El trabajo analizó a adultos mayores con una media de 64 años, que habían practicado ejercicio de resistencia por más de 20 años, comparándolos con personas sedentarias. Los resultados mostraron que las células asesinas naturales (NK) —responsables de eliminar células infectadas o tumorales— presentaban una mayor eficiencia metabólica y menor tendencia inflamatoria en los individuos entrenados.
El coordinador del proyecto, Fábio Lira, profesor de la UNESP, destacó que las células de los adultos físicamente activos mostraban menos marcadores inflamatorios y más marcadores antiinflamatorios que las de los no deportistas, lo que se traduce en un control más efectivo de los procesos inflamatorios relacionados con la edad.
“Al comparar las células de adultos mayores entrenados con las de personas no deportistas, observamos una respuesta inmune más equilibrada y resistente al estrés”, precisó Lira.
Un sistema inmune “entrenado” ante el envejecimiento
Para comprender los mecanismos detrás de estos beneficios, los científicos expusieron las células NK a bloqueadores farmacológicos que inhiben vías metabólicas y adrenérgicas. Incluso bajo esas condiciones, las células de los adultos entrenados mantuvieron su capacidad funcional, a diferencia de las de los individuos sedentarios, que mostraron signos de agotamiento.
El estudio también reveló una mayor capacidad respiratoria mitocondrial en las células NK de los atletas veteranos, lo que les permite resistir mejor la inflamación y conservar energía de forma más eficiente.
Jóvenes vs. veteranos: el cuerpo aprende a equilibrar la inflamación
Un análisis complementario comparó a atletas jóvenes y máster (con más de dos décadas de entrenamiento). Los resultados mostraron que los veteranos presentaron una respuesta inflamatoria más controlada, mientras que los jóvenes tuvieron picos más altos de citocinas inflamatorias tras el ejercicio.

Esto sugiere que el sistema inmunitario “aprende” a regular la inflamación con los años de práctica física constante, reduciendo el riesgo de respuestas inmunes desproporcionadas y dañinas.
“El ejercicio físico es uno de los factores más poderosos para modular el sistema inmune. A lo largo del tiempo, puede enseñar al cuerpo a equilibrar la respuesta inflamatoria”, afirmó Lira.
Implicaciones para un envejecimiento saludable
El envejecimiento suele conllevar un declive inmunológico y una inflamación crónica de bajo grado, dos procesos vinculados al desarrollo de múltiples enfermedades. Pero este estudio demuestra que el entrenamiento físico regular puede contrarrestar esos efectos, fortaleciendo la inmunidad y reduciendo el riesgo de patologías.
En definitiva, la evidencia respalda que el sistema inmunológico, al igual que los músculos, puede fortalecerse con ejercicio regular, permitiendo a los adultos mayores mantener una salud más robusta y longeva.
- ejercicio fortalece el sistema inmune
- retrasa el envejecimiento