El psiquiatra doctor Edison Rodríguez analizó este viernes en el programa Cátedra Médica los factores que puede contribuir al trastorno del espectro autista (TEA), destacando que su origen responde a una combinación de factores genéticos, biológicos y perinatales que han sido identificados a lo largo de los últimos años.
Durante su intervención, Rodríguez explicó que la genética sigue siendo uno de los principales elementos asociados al desarrollo del autismo, al igual que la edad de los padres y determinadas condiciones durante el embarazo y el periodo posterior al nacimiento.
“En primer lugar, tenemos la carga genética. Carga genética que se ha acumulado dentro del repertorio genético de la humanidad al haber más supervivencia también de personas con condiciones de neurodesarrollo. Y en segundo y tercer lugar tenemos factores de edad paterna y materna. Anteriormente solamente se consideraba la edad materna”, señaló el especialista.
Edad de los padres y riesgos genéticos
El psiquiatra detalló que el aumento de la edad en los padres es un factor de riesgo no solo para el autismo, sino también para otras condiciones genéticas como el síndrome de Down y las cromosomopatías. Explicó que, a grandes rasgos, mientras más edad tengan los progenitores, mayor es la probabilidad de que el hijo presente alguna alteración en el desarrollo.
“Hay una disparidad, una injusticia biológica, en el sentido de que los gametos femeninos se forman junto con la hembra (…) Mientras más juventud acumulada tengan los padres, más riesgos hay, no solamente de autismo, sino de otras condiciones”, explicó Rodríguez.
El especialista también mencionó el sesgo de supervivencia como un elemento importante en el incremento de los diagnósticos. Este concepto, según explicó, se refiere a la mayor supervivencia de personas que han atravesado enfermedades graves o complicaciones durante el embarazo, lo que puede influir en el desarrollo neurológico de los descendientes.
Factores perinatales y postnatales
Rodríguez destacó que los factores peri y postnatales son otro componente clave en la comprensión del autismo, especialmente los que ocurren durante el primer trimestre del embarazo, cuando el cerebro del feto se encuentra en plena formación.
“Todo lo que sucede durante el proceso de embarazo e inmediatamente después, específicamente lo que sucede en el primer trimestre, puede incidir en el desarrollo del neurodesarrollo”, señaló.
El psiquiatra subrayó que, gracias a los avances médicos, hoy existe una mayor capacidad para que mujeres embarazadas sobrevivan a situaciones críticas, como enfermedades graves o complicaciones durante la gestación, pero advirtió que esta supervivencia puede estar asociada a una mayor morbilidad en los recién nacidos.
Finalmente, el especialista reflexionó sobre cómo las secuelas de eventos catastróficos de salud pueden aumentar el riesgo de alteraciones en el desarrollo neurológico de los hijos.
“Las personas que sobreviven a un evento catastrófico de salud tienen riesgo aumentado de presentar secuelas”, afirmó Rodríguez, insistiendo en la importancia de la detección temprana y el seguimiento médico integral durante el embarazo.