El exvicepresidente ejecutivo de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), Rubén Bichara, calificó como “muy costosa” la incorporación de barcazas eléctricas al sistema energético nacional, en lugar de dar continuidad a los proyectos planificados en gestiones anteriores.
«Entraron las barcazas, pero una barcaza cuesta cinco veces el costo de Punta Catalina. Ahí se genera un tema económico que la solución es peor que la enfermedad. Se necesitaba una continuidad, como por ejemplo del Norte que se dejó planificado. Se dejó Manzanillo planificado para arrancar de una vez el proyecto. Se dejó un proyecto para una segunda Catalina. Se dejó el terreno, infraestructura, con la ventaja que en término de costes, tú ibas a tener un 30 a 35% menos que la otra», expuso en el programa A Diario, por Sentido 89.3 FM.
El también dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) afirmó que la búsqueda de energía de emergencia mediante barcazas representa una solución insostenible desde el punto de vista económico.
Impacto de los fenómenos naturales
En relación con los efectos del huracán Melissa sobre el sistema eléctrico, Bichara advirtió sobre los riesgos que suponen las inundaciones y descargas eléctricas.
«La combinación de agua y un circuito vivo es terrible», expresó.
Señaló que los fenómenos atmosféricos pueden causar interrupciones significativas en el suministro y destacó que, cuando hay inundaciones, los cables en contacto con el agua pueden provocar tragedias. Agregó que las empresas deben interrumpir el servicio en las zonas afectadas para garantizar la seguridad de la población.
Infraestructura y continuidad energética
Bichara manifestó que la falta de gas natural limita el desarrollo de proyectos eléctricos de gran envergadura, al tiempo que lamentó la ausencia de continuidad en la planificación del sector.
Recordó que, aunque Punta Catalina contribuyó a reducir los déficits energéticos del país, la ausencia de un segundo gran proyecto ha dejado a la nación vulnerable frente al crecimiento sostenido de la demanda.
Indicó que la ejecución de nuevas infraestructuras enfrenta demoras por la necesidad de negociar derechos de paso con propietarios privados, lo que ralentiza el avance de los proyectos.

Pérdidas eléctricas y planificación
«La continuidad de los planes es fundamental para resolver el problema eléctrico«, precisó.
Bichara explicó que recuperar los niveles óptimos del sistema eléctrico será un desafío, ya que la reducción de pérdidas es un proceso lento. Detalló que, a pesar de los esfuerzos, solo se ha logrado disminuir un punto porcentual por año, mientras las pérdidas aumentaron en un 20%, afectando la eficiencia del suministro.
Aseguró que el Pacto Eléctrico fue concebido precisamente para mitigar estas pérdidas y garantizar un servicio sostenible.
Costos y eficiencia
Según Bichara, cada punto porcentual de eficiencia perdido representa un costo significativo, lo que impacta directamente la economía nacional. Añadió que los beneficios de las inversiones en el sector eléctrico no se reflejan de inmediato, ya que pueden tardar más de un año en evidenciar resultados.
Destacó la importancia de mantener un plan de mantenimiento continuo y de ejecutar los proyectos planificados, como el de Manzanillo, cuya conclusión podría tomar varios años.

Contrato y Garantía Soberana
«El contrato se especificó que si no había conversión a gas, la renovación se caía», significó.
Mencionó que el contrato fue el resultado de una negociación larga y difícil, y que se incluyó una cláusula que condiciona su renovación a la conversión a gas.
Dijo que la garantía soberana fue eliminada durante estas negociaciones, lo que significa que cualquier responsabilidad del Estado quedó excluida.
Señaló que este tipo de contratos resultan beneficiosos tanto para la empresa como para el Estado y la población, dados los recursos y la infraestructura ya disponibles.

Contratos y garantías
«El contrato se especificó que si no había conversión a gas, la renovación se caía», significó.
Explicó que dicho contrato incluyó una cláusula que condiciona su renovación a la conversión a gas natural y que durante la negociación se eliminó la garantía soberana, eximiendo al Estado de responsabilidad financiera.
Consideró que este tipo de acuerdos resultan beneficiosos para el Estado, la empresa y la ciudadanía, al aprovechar la infraestructura ya disponible.
Punta Catalina y rentabilidad
Indicó que el costo de Punta Catalina fue de 2,450 millones de dólares, calificándolo como un precio competitivo frente a proyectos similares en otros países.
Resaltó que, en Estados Unidos, una planta de esa magnitud podría costar hasta 4,000 millones de dólares debido a mayores exigencias técnicas. Subrayó que los ahorros derivados de la infraestructura existente permitirían reducir los costos de una segunda planta en hasta un 30 %.
«La planta se paga sola», afirmó, destacando que la central genera ingresos suficientes para cubrir sus costos y atraer financiamiento sin requerir inversión adicional.






















