Belém (Brasil).- Decenas de manifestantes invadieron este martes el área restringida de la cumbre climática de la ONU, en Belém (COP30), para protestar contra el impacto del calentamiento global en la salud de las personas.

Los participantes sortearon los arcos de seguridad y accedieron ya de noche al vestíbulo de la gran carpa administrada por la ONU en la que se desarrollan las negociaciones climáticas.

Eso provocó un escena de caos porque justo en ese momento muchos miembros de las delegaciones nacionales se disponían a salir del recinto.

Pasados unos minutos, el equipo de seguridad de la ONU expulsó a los manifestantes de la zona.

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«¡La crisis climática es una crisis de salud!», corearon los participantes de la marcha, entre los cuales había profesionales sanitarios e indígenas amazónicos.

En pocas regiones se siente tanto el impacto del cambio climático sobre la salud que en la Amazonía, donde se ubica Belém y que en 2024 fue golpeada por una sequía histórica, agravada por múltiples incendios.

Aumentaron los casos de enfermedades respiratorias y también los de dengue, ya que la subida de las temperaturas acelera la reproducción de los mosquitos que transmiten el virus.

Los participantes sortearon los arcos de seguridad y accedieron ya de noche al vestíbulo de la gran carpa administrada por la ONU en la que se desarrollan las negociaciones climáticas. / Fuente externa.

«Viví décadas en Belém y nunca tuve dengue; ahora todo el mundo lo contrae… se ha convertido en una enfermedad urbana», afirmó a EFE la manifestante Lena Peres, una infectóloga de 63 años que trabaja para el Ministerio de Salud brasileño.

Peres añadió que el calentamiento global ha ido acompañado de una proliferación mayor de enfermedades cardiovasculares y renales, por lo que concluyó que «ya no se puede no hacer la conexión entre cambio climático y salud».

El golpe se siente también a miles de kilómetros al norte de la Amazonía, en países fríos como Canadá, donde la médica de familia Melissa Lem tiene que lidiar con el efecto sobre sus pacientes de temporadas de incendios cada vez más intensas.

«En esas épocas, hay más ataques de asma y casos de diabetes», explicó esta profesional que preside la Asociación canadiense de médicos por el medioambiente y que ha viajado desde Vancouver para participar en la COP30 acompañada por su estetoscopio.

En este escenario, los médicos que participaron en la protesta defendieron detener la extracción de combustibles fósiles, principal causa del calentamiento global, pero también apuntaron a la necesidad de soluciones a corto plazo para enfrentar lo que ya es una realidad.

Los participantes sortearon los arcos de seguridad y accedieron ya de noche al vestíbulo de la gran carpa administrada por la ONU en la que se desarrollan las negociaciones climáticas de la COP30. / Fuente externa.
Los participantes sortearon los arcos de seguridad y accedieron ya de noche al vestíbulo de la gran carpa administrada por la ONU en la que se desarrollan las negociaciones climáticas de la COP30. / Fuente externa.

Para prevenir enfermedades respiratorias, máscaras y aislamiento del interior de las viviendas; para virus tropicales como el dengue, el innovador método Wolbachia, que consiste en introducir una bacteria en los mosquitos que les impide reproducir el virus.

Otros como el médico argentino Sergio Sosa-Estaní, director para Latinoamérica de DNDi, una ONG dedicada a la investigación científica, apuestan por reforzar los sistemas de vigilancia sanitaria y por desarrollar medicamentos accesibles para poblaciones desatendidas.

«Las autoridades recién están tomando conciencia del impacto climático sobre la salud; es algo que debe formar parte de la agenda de adaptación», afirmó. 

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