La llegada del invierno impacta directamente en la salud. Las bajas temperaturas, la reducción de la luz solar y el aumento del tiempo en espacios cerrados favorecen la circulación de virus respiratorios. En este contexto, especialistas citados por The Independent recomiendan prestar especial atención a ciertos compuestos orgánicos que fortalecen el sistema inmunitario y contribuyen al bienestar general.

Vitamina D: esencial para las defensas y el sistema óseo
Durante el invierno, la producción natural de vitamina D disminuye por la menor exposición al sol. Este nutriente es clave para el buen funcionamiento del sistema inmunológico y para la absorción de calcio y fósforo, indispensables para huesos y músculos fuertes.
La doctora Suzanne Wylie aconseja ajustar la suplementación según las necesidades individuales. Personas con dietas restrictivas o poca exposición solar podrían requerir dosis adicionales. Señala, además, que su absorción mejora cuando se consume junto a alimentos ricos en grasa.

Vitamina C: refuerzo diario contra infecciones
La vitamina C es conocida por su papel en el fortalecimiento de las defensas. La nutricionista Vicky Pennington indica que ayuda a proteger las células y mejorar la respuesta del organismo frente a virus y bacterias.
- Como el cuerpo no la almacena, su ingesta debe ser constante. Una dieta equilibrada suele ser suficiente. Se encuentra en frutas cítricas, pimientos, brócoli y papas.
Vitamina A: protección desde las primeras barreras
Aunque menos mencionada, la vitamina A resulta fundamental en la prevención de infecciones. Contribuye a la producción de moco, encargado de atrapar gérmenes, y fortalece las células epiteliales que actúan como barrera protectora de los órganos.

- Está presente en alimentos como lácteos, huevos y pescado, y desempeña un rol clave en la integridad del sistema inmunitario.
Otros compuestos que fortalecen el organismo
El magnesio interviene en más de 600 funciones del cuerpo. Regula la actividad muscular y nerviosa y apoya el sistema inmune. Puede obtenerse de frutos secos, semillas, cereales integrales, legumbres y verduras de hoja verde.
También destacan los probióticos, presentes en alimentos fermentados como yogur y kéfir. Estas bacterias beneficiosas mejoran la salud digestiva y fortalecen las defensas.
Consumo moderado y recomendaciones finales
Algunos especialistas mencionan que el vino caliente, por su contenido en polifenoles antioxidantes, podría ofrecer ciertos beneficios. Sin embargo, advierten que el consumo de alcohol debe ser moderado, ya que en exceso puede debilitar el sistema inmunológico.

Los expertos coinciden en que una alimentación balanceada, buena hidratación y suplementación adecuada forman la base para afrontar el invierno con mayor protección y reducir el riesgo de enfermedades estacionales.
Adoptar estos hábitos puede marcar la diferencia en la prevención y el fortalecimiento del bienestar durante los meses más fríos del año.
Fuente: Actualidad.





















