La Navidad se vivió a plenitud con la puesta en escena de El Reino del Cascanueces, un espectáculo que se presentó a casa llena durante todo el fin de semana en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, bajo la producción del Ballet Concierto Dominicano.

Durante cerca de dos horas, la obra transformó el escenario en un universo de fantasía, color y danza, apoyada en la música de Piotr Ilich Tchaikovski y una cuidada coreografía que dio vida a personajes entrañables. La función contó con la participación de destacados bailarines como Lya Gómez, Diana Dopico, Pablo Paredes, Sander Robert, Luis Pérez, Karla Espaillat y Patricia de León, además de artistas invitados del Ballet Nacional Dominicano.

La producción general y ejecutiva estuvo a cargo de Sarah Esteva, directora del Ballet Concierto Dominicano, mientras que la dirección coreográfica fue responsabilidad de Carlos Veitía, director honorífico de la compañía. Como coreógrafo invitado participó Pablo Pérez, director del Ballet Nacional Dominicano. El montaje incluyó escenografía de Fidel López, tecnología teatral de luxARt, vestuario diseñado por Juan Carlos Tavárez, Adolfina Lluberes y Renata Cruz, utilería de Víctor Datt y maquillaje de Kokie Profesional.

La obra se desarrolló en dos actos. El primero se sitúa en la víspera de Navidad, en el taller del inventor Zacarías Drosselmeier, donde se preparan los juguetes en un ambiente festivo que adquiere un tono melancólico con la despedida de Hans Peter, quien parte a la guerra dejando atrás a su prometida, Clara Silver House.

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En el segundo acto, el público se adentró en el Reino de los Dulces Sueños, gobernado por el Hada de Azúcar, quien recibe a Clara y al Cascanueces tras su victoria sobre el Rey Ratón y los honra como invitados especiales. Uno de los momentos más aplaudidos fue el Vals de las Flores, que aportó una atmósfera etérea y visualmente deslumbrante.

El cierre llegó con el Grand Pas de Deux del Amor Verdadero, interpretado por el Hada de Azúcar y su Caballero, una escena que destacó por su virtuosismo técnico y carga romántica, sintetizando la poesía del ballet clásico.

El espectáculo se consolidó como una celebración artística y familiar, al conjugar música, producción escénica y tradición navideña. El Reino del Cascanueces contó con el respaldo de Grupo SID, a través de Mercasid e Induveca, así como del Banco Popular, Listín Diario, Fundación Corripio, entre otras entidades patrocinadoras.

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