A pesar de los avances científicos y la disponibilidad de una vacuna, la tuberculosis aún es una de las enfermedades infecciosas más persistentes y mortales del planeta.
Con el objetivo de concientizar sobre las consecuencias sanitarias, sociales y económicas de esta enfermedad, cada año, el 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis. Lo que podría parecer una enfermedad del pasado, relegada a los libros de historia clínica, sigue viva y activa, sobre todo en los sectores más vulnerables.
Es por eso, que para la concientización sobre esta problemática, las autoridades sanitarias refuerza el llamado a la sociedad de realizar los estudios de diagnóstico a tiempo y continuar con el tratamiento de forma adecuada, una vez que la enfermedad es diagnosticada.
La forma más común de esta enfermedad afecta los pulmones, pero puede diseminarse a otros órganos, como los riñones, la columna vertebral o el cerebro. En estos casos, conocidos como tuberculosis extrapulmonar, las complicaciones pueden derivar en cuadros severos como meningitis, artritis, osteomielitis o insuficiencia renal.
La sintomatología puede ser tan inespecífica como grave: fiebre persistente, sudoraciones nocturnas, tos de más de tres semanas, a veces con sangre, fatiga, pérdida de peso y del apetito. Aunque cualquiera de estos signos puede deberse a otras causas, los especialistas recomiendan consultar al médico si se presentan, especialmente si hay antecedentes de exposición a la bacteria.
La tuberculosis tiene una característica paradójica: es prevenible, tratable y curable. Sin embargo, sigue creciendo. En la región de las Américas, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), para 2023 “se estimó que existían unos 342,000 (309,000-376,000) casos, lo que significó un incremento de 6.6% en comparación con el año previo y al comparar con la tasa del 2015, el incremento fue del 20%”.
El regreso del VIH como factor de vulnerabilidad agravó aún más el panorama, ya que la infección debilita el sistema inmunológico, y muchas veces abre la puerta para que la tuberculosis avance sin freno. Según la OMS, 167.000 personas que murieron por tuberculosis en 2022 eran portadoras del virus.
“La Tuberculosis es una de las principales causas de muerte entre las personas con VIH ya que en conjunto aceleran su evolución”, explican desde los organismos de salud global. Por eso, acceder a un diagnóstico y tratamiento adecuados de forma oportuna es clave para detener el avance de ambas enfermedades.
En Estados Unidos, gracias a programas de control intensivo, la tuberculosis comenzó a disminuir en 1993. Sin embargo, las cepas resistentes a los medicamentos siguen representando un enorme desafío hoy en día.
¿Cómo prevenir el contagio de tuberculosis?
- Controlar a las personas que conviven o son contactos frecuentes de la persona con tuberculosis.
- Tomar los medicamentos como indique el equipo de salud.
- Acompañar y apoyar a la persona con tuberculosis para que finalice su tratamiento.
- Usar barbijo durante el período que dure la enfermedad.
- Al toser o estornudar cubrirse la boca con el pliegue interno del brazo o un pañuelo desechable.
- Mantener la higiene personal y del hogar.
- Iluminar y ventilar los ambientes de la casa, escuela, trabajo, club, medios de transporte, etc.
Fuente: Infobae