Addyi es un medicamento recetado utilizado para tratar el trastorno del deseo sexual hipoactivo (HSDD) en mujeres premenopáusicas. Aunque algunos lo han llamado erróneamente “la Viagra femenina”, su acción se centra en los neurotransmisores del cerebro y no en el flujo sanguíneo.

Hace diez años, Cindy Eckert, directora ejecutiva de la empresa que fabrica Addyi, enfrentó un fuerte escepticismo mientras buscaba la aprobación del medicamento. Críticos y reguladores cuestionaban la necesidad del fármaco y alegaban que la compañía intentaba medicalizar variaciones naturales en la libido femenina.

En ese momento, parte de la atención pública se desvió hacia la imagen de Eckert, cuyo vestuario rosado fue interpretado por algunos como una estrategia para suavizar o evadir los debates científicos en torno al producto. La discusión sobre la salud sexual femenina aún estaba marcada por estigmas y poca comprensión clínica.

Con el tiempo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el uso de Addyi tras evaluar su eficacia y seguridad. Ese aval marcó un punto de inflexión para la empresa y abrió el camino para su comercialización formal.

Actualmente, el medicamento experimenta un crecimiento sostenido gracias a un cambio más amplio en la forma en que la sociedad y el sector médico abordan la salud de la mujer.

Las conversaciones sobre deseo sexual, menopausia y bienestar hormonal han ganado espacio, reduciendo prejuicios y ampliando la comprensión de afecciones como el HSDD.

Para conocer más sobre cómo ha evolucionado la percepción de la salud sexual femenina y el impacto de Addyi en ese debate, toca el enlace en nuestra biografía.

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