China y Estados Unidos marcaron su presencia en la reciente cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) con un perfil más internacional que en ediciones anteriores, mientras los líderes de ambos países afianzaban sus posiciones comerciales y geopolíticas.
La cita arrancó el domingo con la asistencia del presidente estadounidense, Donald Trump, y concluyó este martes con críticas del primer ministro chino, Li Qiang, a los aranceles impuestos por Washington.
Durante la cumbre, China aprovechó para reforzar su tratado de libre comercio con la ASEAN, ampliando la llamada «versión 3.0» del acuerdo, que incluye mejoras en facilitación del comercio y acceso al mercado de servicios.
Li Qiang subrayó que la región enfrenta mayores desafíos debido a aranceles e impuestos externos desproporcionados, advirtiendo sobre la creciente interferencia externa en el Sudeste Asiático.
Por su parte, Estados Unidos firmó nuevos pactos comerciales con Malasia, Tailandia y Vietnam, centrados en minerales estratégicos y productos estadounidenses, en el marco de la gira de Trump que continuará en Japón y Corea del Sur.
El presidente estadounidense busca fortalecer la cooperación regional antes de su encuentro con Xi Jinping en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
Expertos destacan que los países del Sudeste Asiático, conscientes de la rivalidad entre las dos potencias, buscan equilibrar sus relaciones, evitando críticas directas a China o EE.UU.
«El Sudeste Asiático necesita tanto a EE.UU. como a China económicamente; su prosperidad depende de actuar como conector entre ambas potencias», señaló Ja-Ian Chong, profesor de la Universidad Nacional de Singapur.
La cumbre contó además con la participación de líderes globales, entre ellos Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil y del bloque BRICS; el primer ministro canadiense, Mark Carney; el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa; y el secretario general de la ONU, António Guterres.




























