Las sensaciones físicas inesperadas pueden interferir con la rutina diaria y complicar el diagnóstico, mientras médicos y especialistas intentan determinar el origen de malestares que a menudo parecen no tener explicación. Una molestia similar a la de un resfrío o una gripe puede no ser lo que parece: muchas veces, la ansiedad es la responsable.
Según expertos consultados por Prevention, este trastorno de salud mental se manifiesta a menudo a través de síntomas corporales que se confunden con enfermedades comunes, lo que retrasa su identificación y tratamiento.
La ansiedad —el trastorno psicológico más prevalente en Estados Unidos— va mucho más allá de la preocupación cotidiana. El psiquiatra David Merrill, del Pacific Neuroscience Institute, señaló que, junto con los signos emocionales, es frecuente observar irritabilidad, cansancio, inquietud y una sensación general de desbalance.
Sin embargo, lo que más desconcierta a los pacientes son los síntomas físicos que imitan cuadros como alergias, resfriados o incluso una resaca. Merrill remarcó que los síntomas mentales y corporales suelen retroalimentarse: la ansiedad provoca malestar físico y este, a su vez, intensifica la ansiedad.
Principales síntomas físicos vinculados con la ansiedad
1. Aceleración del pulso y de la presión arterial
El psicólogo clínico Joseph Laino, de la Facultad de Medicina Grossman de la NYU, explicó que la ansiedad activa el sistema de alerta del organismo.
La amígdala detecta una amenaza y libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, lo que acelera el corazón, eleva la presión y puede generar palpitaciones. Si esta activación se prolonga, resulta perjudicial.
2. Cambios en la temperatura corporal
Merrill detalló que el hipotálamo —encargado de regular el calor corporal— puede reaccionar con escalofríos, sudoración intensa o ambos. Además, la tensión muscular asociada a la ansiedad produce dolores o rigidez poco usuales.
3. Dificultad para respirar
El aumento del ritmo cardíaco reduce el oxígeno disponible, obligando a los pulmones a trabajar más. En episodios severos, como los ataques de pánico, son comunes la falta de aire y la taquicardia. Merrill recomienda ejercicios de respiración profunda, pero advierte que si aparece dolor persistente en el pecho, se debe buscar atención médica inmediata.
4. Problemas digestivos
El sistema gastrointestinal está estrechamente ligado al sistema nervioso central. Como la mayor parte de la serotonina se encuentra en el intestino, el estrés emocional puede provocar náuseas, indigestión y molestias abdominales.
El tránsito puede alternar entre diarrea y estreñimiento. Durante la respuesta de “lucha o huida”, el cuerpo deriva menos sangre hacia el aparato digestivo, lo que genera hinchazón, gases y calambres.
5. Hormigueo, tensión y dolores punzantes
La activación del sistema nervioso también puede causar parestesias (hormigueo), erizamiento de la piel y dolor localizado en áreas sensibles como la mandíbula, el cuello o la zona lumbar.

Cómo diferenciar la ansiedad de otras afecciones físicas
Laino indica que la ansiedad actúa como un sistema de alerta natural, pero si los malestares persisten o no existe una explicación médica clara, es importante considerar un origen emocional. Merrill recuerda que la relación entre mente y cuerpo es doble: los síntomas físicos aumentan la ansiedad y esta, a su vez, intensifica las sensaciones corporales.
Estrategias para manejar los síntomas
Los especialistas recomiendan incorporar prácticas de atención plena y movimiento suave, como yoga o tai chi, que combinan respiración consciente y actividad física, ayudando a reducir tanto la ansiedad como sus efectos corporales.

Laino insiste en la importancia de consultar a un profesional de la salud si los síntomas no mejoran, para obtener un diagnóstico preciso y descartar otras enfermedades. Asimismo, subraya que no se deben minimizar los síntomas, ya que existen tratamientos eficaces —tanto terapias psicológicas como medicamentos— para distintos tipos de ansiedad.
A medida que el trastorno se trata de forma integral, la mayoría de los malestares físicos disminuye, reforzando la importancia de abordar la ansiedad desde una perspectiva global, concluye Prevention.
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Fuente: Infobae