El cambio climático está teniendo un impacto directo en la salud de la piel, según advirtió recientemente la presidenta de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), Yolanda Gilaberte. Durante el 52º Congreso Nacional de la institución celebrado en València, que reunió a más de 2.000 dermatólogos, Gilaberte alertó sobre cómo el aumento de las temperaturas, la disminución de la humedad y la contaminación atmosférica pueden agravar diversas enfermedades cutáneas.
“Estos factores pueden intensificar afecciones como la dermatitis atópica, empeorar patologías vinculadas a la sudoración excesiva y, por supuesto, aumentar el riesgo de cáncer de piel”, explicó la experta. La AEDV, en el marco de su programa de sostenibilidad, está investigando cómo estas condiciones ambientales están influyendo en la aparición y evolución de enfermedades dermatológicas.
Uno de los principales riesgos señalados por Gilaberte es el cambio en los agentes infecciosos del entorno —bacterias, hongos, virus y vectores— como consecuencia del calentamiento global. Esto podría propiciar infecciones cutáneas poco habituales en determinadas regiones. Asimismo, subrayó que la piel, especialmente en personas con dermatitis atópica, se vuelve más vulnerable a los efectos de la polución y a la exposición prolongada al sol.
Otras afecciones como la hidradenitis supurativa, la hiperhidrosis o las denominadas psicodermatosis, que combinan síntomas físicos con factores psicológicos, también podrían verse afectadas. “Y no podemos olvidar el cáncer de piel, que se incrementa con la exposición solar, algo que sucede cuando las temperaturas más altas invitan a pasar más tiempo al aire libre y con menos ropa”, apuntó.
Aumento progresivo de enfermedades cutáneas
La presidenta de la AEDV también destacó que, en los últimos años, se ha observado un crecimiento constante en los casos de dermatitis atópica, enfermedades autoinmunes y cáncer cutáneo. A su juicio, estos incrementos tienen una clara relación con el deterioro ambiental, aunque su evolución es paulatina, a diferencia del impacto brusco que pueden tener eventos extremos como las inundaciones.
Otro aspecto preocupante es la presencia de microplásticos en cosméticos y alimentos, cuya exposición también puede tener consecuencias negativas para la piel.
Educación y protección personalizada
Ante este panorama, Gilaberte insistió en la importancia de una educación preventiva adaptada a cada persona. “No todos tenemos el mismo tipo de piel ni estamos expuestos a los mismos riesgos”, señaló. Por eso, desde la Academia promueven la fotoprotección personalizada y el cuidado de la piel, sobre todo entre quienes trabajan al aire libre o viven en ciudades con altos niveles de contaminación.
Para facilitar esta tarea, la AEDV ha desarrollado la aplicación gratuita UV-Derma, una herramienta digital que proporciona información en tiempo real sobre la radiación ultravioleta en cada localidad. Al ingresar en la app, los usuarios pueden identificar su fototipo cutáneo y recibir recomendaciones adaptadas para protegerse del sol.
Gilaberte recalcó que el objetivo no es evitar las actividades al aire libre, sino realizarlas de forma segura. “Salir, moverse y disfrutar del entorno es fundamental para la salud, pero siempre tomando las medidas necesarias para proteger nuestra piel”, concluyó.
		























