SANTIAGO.– Lo que comenzó como una apuesta silenciosa se ha convertido en una de las historias más impactantes del torneo otoño–invernal 2025-2026. El derecho Jean Carlos Henríquez (El endiableao)ha pasado de un pasado lleno de frustraciones y pocas oportunidades a ser la mano derecha de las Águilas Cibaeñas en el relevo intermedio y un firme candidato al premio Novato del Año.
En cifras, su impacto habla por sí solo: récord de 1-0, 4 holds, efectividad de 1.40, con apenas 3 carreras limpias permitidas en 19.1 entradas, 20 hits tolerados, solo 2 bases por bolas y 18 ponches. Todo eso se traduce en un control de élite y dominio consistente sobre los bateadores, con una relación de 9 ponches por cada base por bolas y un rendimiento que lo coloca entre los brazos de mayor confiabilidad en el bullpen aguilucho.
Tras otra sólida presentación reciente, Henríquez no esconde lo que significa este momento en su carrera.
“Me siento muy bien, gracias a Dios y a las Águilas Cibaeñas por darme la oportunidad como novato. Siempre he tenido fe y sabía que esto iba a pasar”, expresó el serpentinero, consciente de que vive la temporada que había soñado durante años.
El derecho recuerda que, al comienzo de su camino, no era una figura conocida ni llegaba con grandes credenciales.
“Quizás no tenía números ni recorrido en ligas profesionales, pero yo sabía lo que tenía en el brazo. Confío en mi pitcheo; cuando lanzo en la zona sé que vienen los rodados, los elevados o el ponche”, comentó con seguridad, respaldado ahora por una línea estadística que legitima esa confianza.
Uno de los puntos que más ha sorprendido a scouts, técnicos y fanáticos es la evolución de su velocidad. Lo que en los entrenamientos eran bolas rápidas constantes de 96 y 97 millas por hora, hoy se han transformado en picos de 99 y 100 millas durante la temporada, un salto que lo coloca entre los brazos más explosivos de la liga.
Los Orioles de Baltimore no lo pensaron dos veces, tras evaluarlo le han firmado en un contrato de liga menor, con invitación al campo de entrenamiento, algo que ha puesto a soñar más alto al “Endiablao”
Henríquez atribuye ese progreso a un cambio radical en la forma de trabajar.
“Antes lanzaba prácticamente todos los días, con cargas muy altas. Ahora hay más descanso y organización. Eso ha sido clave para que el brazo responda mejor”, explicó, resaltando la importancia de un plan estructurado y del manejo responsable de su talento.
Ese orden también se refleja en su control. Con solo dos bases por bolas en 19.1 innings, el derecho ha demostrado madurez y temple para atacar la zona de strike en una liga reconocida por su nivel competitivo.
“Uno se pone nervioso cuando escucha que la liga es fuerte, pero cuando cogí confianza entendí que es competitiva, sí, pero somos seres humanos. Perdí el miedo y empecé a ejecutar mejor”, confesó, describiendo el punto de inflexión que lo llevó de la duda a la convicción.
El entorno profesional de las Águilas ha sido otro factor determinante en su transformación.
“Ahora tengo una rutina clara, calentamientos, trabajo físico y orientación constante. Eso me ha ayudado a crecer mucho como lanzador”, afirmó, valorando el acompañamiento del cuerpo técnico y la estructura organizacional que le ha permitido estabilizar su rendimiento.