Un reciente estudio reveló que la mitad de un pequeño grupo de pacientes con implantes cerebrales mostró una mejora notable en sus síntomas de depresión, según publicaron los investigadores el 18 de noviembre en Nature Communications.

La investigadora principal, Dra. Valerie Voon, especialista en neuropsiquiatría y neuromodulación en la Universidad de Cambridge, destacó que la estimulación cerebral profunda (DBS) está demostrando un potencial real para abordar la depresión resistente, una condición que afecta profundamente la vida de quienes no responden a terapias convencionales.

La técnica consiste en implantar electrodos en regiones profundas del cerebro que emiten impulsos eléctricos suaves. Aunque ya se usa con éxito para tratar trastornos neurológicos —especialmente el Parkinson—, su impacto en la depresión sigue siendo un territorio de exploración, señalaron los autores.

El neurocirujano Dr. Bomin Sun, de la Universidad Jiao Tong de Shanghái, subrayó que este trabajo se posiciona entre los estudios más robustos en demostrar que la estimulación dirigida a zonas concretas del cerebro puede aliviar los síntomas depresivos.

Cómo se realizó el estudio

El equipo reclutó a 26 personas en China con depresión resistente al tratamiento. A cada una se le implantaron electrodos para estimular dos áreas clave:

  • El núcleo de la estría terminal (BNST): relacionado con el estrés, el miedo y la ansiedad.
  • El núcleo accumbens: fundamental para la motivación, el placer y la recompensa.

Los resultados fueron llamativos:
13 de los 26 pacientes experimentaron mejoras significativas, y 9 de ellos (35%) alcanzaron una remisión casi total.

La clave: una señal cerebral llamada “theta”

El estudio detectó que una frecuencia eléctrica específica —la llamada actividad theta— estaba estrechamente ligada a la gravedad de la depresión.
Niveles elevados de theta en el BNST se asociaron a mayor ansiedad y síntomas depresivos.

Durante el ensayo, los pulsos de estimulación lograron reducir la actividad theta, lo que coincidió con disminuciones claras en depresión y ansiedad.

El investigador Linbin Wang, de la Universidad de Cambridge, explicó que estas señales podrían servir como un marcador útil para predecir quién responderá mejor al tratamiento, lo que abre la puerta a ajustes personalizados en tiempo real.

La Dra. Voon agregó que si la actividad theta aumenta, se podría incrementar la estimulación, y si desciende, disminuirla, adaptando la terapia según el estado emocional del paciente.

Fuente: Infobae

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