Nueva York se convirtió en el estado número 12 de Estados Unidos en permitir la muerte asistida, tras un acuerdo entre la gobernadora Kathy Hochul y la legislatura estatal para convertir en ley el proyecto conocido como “Muerte con Dignidad”, aprobado previamente por la Asamblea y el Senado.
La legislación permitirá que personas con enfermedades terminales y un pronóstico de vida menor a seis meses puedan recibir asistencia médica para acelerar su fallecimiento, bajo estrictas condiciones y salvaguardas legales. La ley entrará en vigor seis meses después de ser firmada, periodo durante el cual el Departamento de Salud deberá establecer los reglamentos necesarios para su aplicación.
La iniciativa fue presentada por la asambleísta Amy Paulin y el senador Brad Hoylman-Sigal, y cuenta con un amplio respaldo ciudadano: una encuesta de 2024 reveló que el 72 % de los neoyorquinos apoya este tipo de legislación.
Una decisión difícil para la gobernadora Hochul
Al anunciar que firmará la ley, Hochul reconoció que la decisión fue compleja debido a sus creencias religiosas. En una carta abierta, la gobernadora, quien se identifica como católica, afirmó que vivió un conflicto personal al evaluar el proyecto, pero sostuvo que su responsabilidad es representar a los casi 20 millones de habitantes del estado.
La mandataria explicó que escuchó testimonios de personas que enfrentan enfermedades terminales y de familiares que presencian el deterioro prolongado y doloroso de sus seres queridos. Recordó, además, la muerte de su madre a causa de esclerosis lateral amiotrófica, experiencia que influyó en su postura final.
Hochul aclaró que respeta a quienes se oponen a la muerte asistida por razones religiosas o éticas, pero subrayó que la ley contempla protecciones significativas para evitar abusos.
Reglas y salvaguardas de la nueva ley
El marco legal establece un período de espera obligatorio de cinco días entre la emisión y la entrega de la receta médica. La solicitud oral del paciente deberá registrarse en audio o video, y la evaluación inicial del médico será presencial.
La ley limita este derecho a residentes de Nueva York y define cualquier violación como mala conducta profesional. Además, permite que proveedores de cuidados paliativos con orientación religiosa decidan si participan o no en el proceso.
El senador Hoylman-Sigal calificó la aprobación como un hecho histórico y una victoria para quienes buscan una muerte digna frente a enfermedades terminales.


























