El impacto del descanso en la salud integral

La calidad del sueño no solo determina cómo nos sentimos al despertar: también influye en los niveles de inflamación del cuerpo, un proceso silencioso que, si se vuelve crónico, incrementa el riesgo de diversas enfermedades.

Expertos citados por EatingWell señalan que pequeñas rutinas antes de acostarse pueden marcar una diferencia significativa en el bienestar general y ayudar a mantener bajo control la inflamación.

Por qué importa reducir la inflamación

La nutricionista y doctora en ciencias de la alimentación, Carolyn Williams, advierte que la inflamación actúa como “un incendio interno que, si no se apaga, persiste y se acumula”. Por eso, adoptar prácticas nocturnas saludables es clave para favorecer la recuperación del organismo y proteger el sistema inmunológico.

1. Priorizar el sueño para la recuperación natural

Dormir al menos siete horas por noche es el primer hábito esencial. Según diversos estudios, la falta de descanso eleva marcadores inflamatorios como la interleucina-6 (IL-6) y la proteína C-reactiva (CRP). Williams recuerda que un mal sueño altera la alimentación, disminuye la energía para ejercitarse y aumenta el estrés, factores que agravan la inflamación.

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Los especialistas recomiendan mantener horarios regulares, procurar un dormitorio fresco y silencioso, y evitar interrupciones que afecten la calidad del descanso.

2. Reducir el estrés antes de dormir

El segundo hábito clave es controlar la tensión acumulada durante el día. Harvard Health advierte que el estrés crónico debilita el sistema inmunológico y promueve respuestas inflamatorias persistentes. Para evitarlo, se sugiere limitar el uso de pantallas al menos dos horas antes de acostarse y elegir actividades relajantes como leer, escribir o resolver juegos mentales.

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Williams aconseja dejar papel y lápiz en la mesa de noche para anotar pensamientos intrusivos que dificulten el sueño.

3. Elegir refrigerios equilibrados y evitar el azúcar

Seleccionar un snack saludable antes de dormir también ayuda a mantener estables los niveles de glucosa e insulina, lo que reduce la inflamación. Harvard recomienda cenar al menos dos horas antes de acostarse y optar por refrigerios ligeros que combinen proteínas, carbohidratos complejos y grasas saludables, como yogur griego con frutos rojos o galletas integrales con hummus.

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Hábitos nocturnos que conviene evitar

Los especialistas coinciden en que ciertas prácticas afectan directamente el sueño y la inflamación: el consumo de alcohol disminuye la calidad del descanso, la cafeína ingerida en la tarde puede prolongar el estado de alerta, y el ejercicio intenso antes de dormir altera el ritmo natural del sueño. El uso de dispositivos electrónicos también eleva el estrés y retrasa la desconexión mental.

Un enfoque integral para mejores noches

Expertos consultados por EatingWell subrayan que las rutinas nocturnas tienen un impacto directo en la salud a largo plazo. Priorizar el sueño, reducir el estrés y elegir refrigerios adecuados contribuye a un descanso reparador y a mantener controlada la inflamación, mientras que evitar el alcohol, la cafeína y las pantallas potencia estos beneficios.

Fuente: Infobae.

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